Esta es sólo una reflexión.
El ayudar a pequeñas empresas y productores de aceites vegetales y esenciales, el colaborar con ellos me hace pensar en lo que está pasando en este sector: el mundo de los aceites esenciales, de la alimentación y de la cosmética en general. Algo de lo que, cada vez, soy más consciente.
El dato de que tú no eliges tu cosmética, eliges marketing es, para mí, un hecho innegable. Eso ni es bueno ni malo, es legítimo y el marketing es creación, diseño y te impulsa a interesarte por ese producto ya que cuanto mejor presentes un producto, más admiración recibirá y más interés atraerá. Eso es bueno mientras no sea una mentira. Es loable, es un arte en sí.
El marketing pertenece a la empresa no al público pero ahora mismo hay un punto donde la responsabilidad recae totalmente en el público. Esa responsabilidad no afecta al marketing en sí, sino a la dirección del marketing y a los ingredientes dentro de tu cosmética y afecta muy directamente a la industria de los aceites esenciales. Ese punto en concreto es el tema de lo BIO.
El público obliga ahora mismo a las firmas cosméticas a cambiar de proveedores para así ofrecer aceites esenciales y cosmética bio, cuya garantía es únicamente un sello. Las firmas cosméticas que antes vendían un producto (a veces de mucha calidad, a veces no) tienen que cambiar de proveedores para conseguir adaptar sus ventas a la demanda de lo ecológico, de lo orgánico, de lo bio.
Bien, ¿alguien se plantea aquí la calidad o la integridad del producto en cuestión?en general NO, el público no lo hace porque el marketing de lo bio es lo que representa confianza.
Un aceite esencial ecológico ¿está al margen de la adulteración?. Un aceite esencial con sello ecológico, ¿es superior a otros que no tienen sellos ecológicos?. (Este sería un tema interesante para otra ocasión).
Las firmas cosméticas se ven obligadas a comprar a proveedores que ofrecen aceites esenciales con el sello ecológico. ¿Serán éstos fiables o más fiables que los otros proveedores?, la mayoría de las firmas cosméticas no se permiten o no pueden permitirse el lujo de gastar el dinero en analizar ese aceite en cada lote que le venden y confían los análisis que le ofrecen.
Casi todos los que trabajamos con aceites esenciales los preferimos de cultivo silvestre, no ecológico. Pero eso no importa, lo importante es ¿sabemos qué es lo que estamos exigiendo y por qué y qué se deriva de nuestra exigencia? o nos comportamos como autómatas pidiendo ecológico porque "hay que pedir ecológico" y "si no tiene el sello bio no es bueno"?
Os dejo con esta pregunta:
¿Confiáis en que los aceites esenciales con sello ecológico que usáis no están adulterados?. También podríamos hacernos otra pero ésta nos introduciría en un tema subjetivo y eso no nos interesa aquí: ¿es un aceite ecológico superior a uno no ecológico?.
Estoy totalmente de acuerdo en que ojalá toda nuestra alimentación fuera ecológica, que todos nuestros productos estuvieran libres de pesticidas dañinos. En el contexto en el que estoy expresando esto es en el contexto de que hay que tomar consciencia de que relajarnos porque un producto tenga y sello ecológico y ya no le exijamos calidad, es decir, ese conformarse con el sello puede ser tan malo como usar un producto sin calidad y adulterado.
BEGOÑA SÁNCHEZ.
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